octubre 05, 2012

EDUCACIÓN, POBREZA URBANA Y VIOLENCIA

Uno de los retos más grandes en América Latina y el Caribe (ALC) hoy en día gira alrededor de los temas de violencia juvenil. ALC es la única región en el mundo que tuvo un incremento en el número de homicidios entre 1995 y 2010 según el estudio global de la ONUDD sobre homicidios. ALC posee la segunda tasa más alta en violencia juvenil del mundo. En ALC, el diálogo sobre seguridad y violencia juvenil es continuo, y está claro que no hay una respuesta sencilla. Uno de los enfoques considerados más prominentes es el multidisciplinario o multisectoral, basado en el reconocimiento de que ningún sector (como la educación o la salud) puede solucionar los factores incontables que impactan negativamente a la juventud y los exponen a mayores riesgos.
 
Lugares con niveles altos de desigualdad, pobreza e inseguridad a menudo experimentan niveles altos de violencia. En medio de la violencia urbana y la pobreza, ¿cuál es el rol de la educación y las escuelas?, No hay una respuesta clara aquí tampoco. Sin embargo, nosotros sabemos que el espacio más importante y seguro para los niños y jóvenes, después de su hogar, es la escuela. En muchas comunidades de ALC, las escuelas desempeñan el papel principal de servir como un espacio de encuentro comunal, y en algunas comunidades violentas, las escuelas han permanecido intactas y funcionan como refugios seguros.
 
Evidencia sugiere que las escuelas proporcionan la oportunidad de sobrellevar algunos de los desafíos que enfrentan niños en áreas de pobreza alta y comunidades afectadas por la violencia. La importancia de la educación en circunstancias adversas es tan importante que es uno de los pilares fundamentales para considerar durante circunstancias de emergencia, violencia o crisis crónica, en adición a comida, agua, salud y refugio. Por qué? Porque la escuela crea un ambiente de normalidad entre niños y jóvenes, ya que proporciona la oportunidad de que los miembros de la comunidad participen en eventos positivos y ofrece un espacio de aprendizaje para que niños y jóvenes aprendan con protección y seguridad a su alrededor.La educación abre un futuro de oportunidades para los jóvenes por medio de iniciativas apropiadas, y las escuelas proveen seguridad, protección y oportunidad.
 
Las escuelas pueden tomar varios pasos para proteger a los niños afectados por la violencia urbana. Estos pasos incluyen:
 
  • Hacer una actividad en la escuela y la comunidad con un mapa de la zona para asegurarse que los alumnos sepan cuales son las zonas seguras y las peligrosas a su alrededor. A veces con estas actividades se obtienen resultados sorprendentes. Respuestas en materia de seguridad y zonas de altor riesgo difieren entre adultos, niños y jóvenes.
  • Proveer apoyo general a toda la escuela y sus integrantes, ya que todos los estudiantes se ven afectados por la delincuencia, la violencia y otros factores en la escuela y la comunidad, y el impacto negativo puede ser muy fuerte. Dicho apoyo puede incluir la garantía de la protección y seguridad en la escuela, incrementar el involucramiento de los alumnos y proporcionar oportunidades para las actividades de arte, música y deportes en un espacio seguro, en particular donde espacios recreacionales afuera de las escuelas no siempre existen.  
  • Proporcionar apoyo específico (por ejemplo, terapia grupal) o intervenciones tempranas a aquellos alumnos que experimentan dificultades mayores, como problemas en el hogaro la escuela, delincuencia u otras adversidades.  
  • Ofrecer un servicio de remisión a aquellos estudiantes que se encuentran afectados severamente por delincuencia, violencia y otros problemas que pueden enfrentar y a quienes requieran asistencia más allá de la capacidad de la escuela y su personal.  
  • Proveer apoyo a los tutores de los estudiantes, quienes también se ven afectados por la violencia en las comunidades y se beneficiarían del apoyo o la oportunidad de participar en las iniciativas de la escuela. 
  • Proveer un espacio para generar confianza dentro de la escuela, en un ambiente donde la confianza es limitada.  
  • Asociarse con los organizadores de la comunidad, tales como centros de salud o programas de formación para ofrecer actividades adicionales para niños y jóvenes después de las horas normales de clase, incluyendo actividades dentro de la escuela durante las tardes y los fines de semana.El programa de escuelas abiertas en Brasil, donde las escuelas ofrecen actividades los fines de semana, por ejemplo, ha sido atribuido a ayudar a reducir los actos delictivos un 45.5% entre el año 2003 y 2006.

Una escuela que se encuentra inmersa en un lugar donde hay pobreza urbana y violencia a menudo se convierte en más que un espacio para el aprendizaje de la lectura, la escritura y las matemáticas. Se convierte en un espacio seguro, donde los estudiantes pueden actuar como niños y los jóvenes como jóvenes. Crear tal espacio en las escuelas requiere mucho esfuerzo y también el compromiso de los profesores, directores y otro personal de la escuela, estudiantes y tutores. En este proceso, se puede ver la diferencia entre motivar a los niños para que permanezcan en la escuela y transformarse en una persona resistente y productiva dentro de la comunidad a tener a un niño que participa o es víctima de la violencia urbana.

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