diciembre 05, 2013

UNA EDUCACIÓN DE ESPALDAS AL PAÍS

Como ha sucedido cada vez que se difunden los resultados de la prueba PISA, se ha generado un debate sobre la dramática situación de la Educación en el Perú. Pero la discusión gira en torno a la búsqueda de los responsables de dicha situación, que suelen ser identificados en el ministerio de Educación o en el magisterio nacional, y para ser más exactos en el SUTEP, que ha llegado a reconocer que han sido parte del problema.

Cuando ocurre esto, la prueba PISA, que es aplicada a alumnos de escuelas públicas y privadas, sirve para señalar con el dedo acusador a la primera, calificándola de ineficiente e incapaz de cumplir con los objetivos, metas, planes y programas. En este sentido, resulta lógico, por ejemplo, que a pesar de que la mayoría de los expertos reconoce que la liberalización de la educación tal como funciona no ha resuelto el problema, haya quienes consideran que hay que avanzar todavía más en ese sentido.
Ahora bien, lo que se percibe además es que buena parte de la discusión gira sobre la escuela en Lima, reflexionando poco sobre lo que ocurre en el resto del país, en especial en las zonas rurales, donde se obtienen los peores resultados que en buena medida se explican por la debilidad de un modelo educativo excluyente que no dialoga ni con el entorno, ni con la naturaleza, ni mucho menos con la cultura. Y que impone sin mayor posibilidad de reflexión un modelo de sociedad homogenizante y discriminador. Es por ello que resulta gravísimo que al interior del Minedu se haya decidido desactivar la Dirección de Educación Bilingüe Intercultural que, a pesar de sus limitaciones, ha venido tratando de modificar en parte el estado de cosas que describimos.

En Noticias SER consideramos que uno de los más graves problemas de nuestro sistema educativo, es su visión monocultural, la que en un país diverso y desigual sólo refrenda la vieja cultura de hacienda que las elites peruanas siguen reproduciendo, que ni siquiera logra formar en los niños y niñas de nuestro país a los futuros ciudadanos y ciudadanas. Por ello creemos que mientras la escuela pública siga abandonada a su suerte y sin los recursos que necesita para funcionar y la escuela privada siga funcionando sin regulación alguna, lo más probable es que sigamos lamentándonos año a año y desperdiciando una institución que es clave para llegar a convertirnos en un país distinto.
Noticias.Ser.pe

diciembre 04, 2013

CRECIMIENTO NO ES SINÓNIMO DE DESARROLLO

El crecimiento económico no es lo mismo que el desarrollo de un país.
El crecimiento económico puede leerse como el aumento en la producción de bienes y servicios, el mayor consumo de energía, mayor ahorro y balanza comercial positiva. Sin embargo, son otros índices los que en realidad miden el desarrollo y el bienestar de la sociedad. Si bien el aumento en los bienes económicos y de otro tipo tiene una correlación positiva con el bienestar, no se puede concluir que el aumento del PBI, la riqueza total que produce una sociedad, ni el PBI per cápita, que es el PBI dividido por el número de habitantes, son sinónimos de bienestar, porque el total de la riqueza no señala el uso que se le da a la misma y el promedio de su distribución tampoco expresa lo que le llega realmente a cada habitante. El mismo creador de la medida decía que deducir el bienestar de una nación a los ingresos era complicado (KUZNETS 1966).
Dentro de los índices que pueden utilizarse como alternativos se encuentra el Índice de Desarrollo Humano (IDH), calculado por el PNUD, este utiliza como referentes la esperanza de vida, el nivel educativo y los ingresos de los habitantes de un determinado país. Posteriormente el IDH ha apuntado a reflejar también el nivel de la desigualdad, para lo cual existe el IDH ajustado por la Desigualdad (IDH-D). El IDH para el Perú en el 2012 fue de 0.741 (encontrándose en el número 77 de 186 países) y el IDH-D de 0.5611.

Es cierto que la expansión sostenida de la calidad de vida de la población requiere mantener un crecimiento estable de la economía (PNUD 2011). Sin embargo, el crecimiento se puede dar a expensas de las sociedades ya que puede incluir devastadoras consecuencias si el estado no regula el medio ambiente y toma medidas para promover el bienestar social.

Por eso hemos señalado en nuestro suplemento 29 que la enorme creación de riqueza en la última década, reflejada en los altos índices de crecimiento económico de aproximadamente 6% anual en promedio, no se ha reflejado en el bienestar de los peruanos y por lo tanto en el desarrollo del país. El gasto social sigue siendo un porcentaje muy bajo del PBI, 8% en el 2012, que coloca a nuestro país en el penúltimo de 20 medidos por la CEPAL comparado con  países como Brasil, Argentina y Uruguay que superan el 20%. La inversión destinada a proyectos de desarrollo educacional, de salud o de infraestructura aún es muy poca y no existe voluntad política para realizarla. En zonas rurales solo el 34% de la población tiene agua potable y el 5% posee servicios de saneamiento.

Hay necesidad de una reestructuración de la economía a través de un proceso sostenido de mejora de las condiciones de vida, aumentando el consumo de bienes y servicios y respetando los derechos humanos (PNUD 2011), creando asimismo seguridad alimentaria y energética. Países como el Perú, exportadores netos de materias primas, necesitan también invertir en investigación y desarrollo, para poder darle valor agregado a la producción, generar más trabajo, expandir y descentralizar la industria en el país. El Perú ha pasado a importar 6 veces más de barriles de petróleo que hace 15 años, mientras que la producción nacional cayó en casi 50%, un déficit comercial que ha ido aumentando por la ineficiencia y falta de competitividad de las empresas y entidades. El Perú deja del lado proyectos como la modernización de la refinería de Talara o la construcción de la petroquímica del Sur y al hacerlo pierde la esperanza del desarrollo tecnológico.

Un sinónimo de bienestar es el trabajo decente que ofrecen a los trabajadores, es decir un trabajo con derechos que cree ciudadanía e integre la sociedad, generando reconocimiento y respeto. Por el contrario, la población económicamente activa que posee trabajo decente es aproximadamente el 12%, es decir que solo ellos tienen un contrato laboral definido, un ingreso igual o por encima del mínimo vital, un horario fijo, seguro de salud y recibirá pensión de jubilación. Asimismo, los salarios reales, a pesar del aumento de los ingresos empresariales no se han visto variados en similar proporción, estancándose o con tendencia a la baja.

Estamos llegando a fin de año y son muchas las instituciones que hablan acerca de las cifras del crecimiento del PBI y como las estimaciones deben de reajustarse debido a la caída de los precios de los minerales, pero sería bueno que se analicen los resultados sociales y, más aún, se busque mejorarlos.

1El IDH se encuentra entre 0 y 1, 0 siendo lo peor, y 1 la perfecta igualdad.
Otra Mirada