agosto 13, 2010

Conflictos Sociales en el Perú

En el Perú existe una percepción contradictoria que hace pensar al mismo tiempo que somos un país abúlico y conformista, que permite abusos que otros pueblos no aceptan, y a la vez que somos gente violenta capaz de enfrentarse de la forma más dura y desesperada con las fuerzas de la represión. Y es verdad que hay de una y otra cosa. La aplicación del programa neoliberal ha sido ciertamente impuesto con una débil resistencia, por lo que se han perdido multitud de puestos de trabajo, los salarios se estancaron mientras la economía hacía crecer las utilidades y se recortaban los derechos laborales.

Pero año a año los conflictos han aumentado en número e intensidad, según ha ido dando cuenta puntualmente la Defensoría del Pueblo, con la peculiaridad de que más o menos un 50% de los casos registrados se refieren a demandas socioambientales y comunales, y sólo un 10% a conflictos de naturaleza sindical. El mapa muestra una amplia dispersión y la secuencia es intermitente, aunque en un espiral creciente a través del tiempo.

Todo eso indica indudablemente un cambio significativo en las tradiciones de lucha de los principales movimientos organizados del Perú, pero de ninguna manera indica alguna forma de pasividad o conformismo. Y la razón por la que ha variado la matriz de conflictos tiene que ver justamente con lo que ocurrió en los años 90 con los sindicatos y organizaciones representativas de diversos sectores sociales que fueron mermadas por disposiciones legales, despidos de dirigentes y activistas, y por la falta de atención a sus demandas. La idea de la época era que la “paz social” dependía de fragmentar los movimientos e individualizar los reclamos.

El mundo empresarial no sólo aplaudió sino que se inclinó ante la determinación con la que el gobierno Fujimori demolió las estructuras de defensa legal de los sectores populares. En el récord de huelgas del país, los años 90 marcaron efectivamente un descenso sustancial respecto a años anteriores. Pero ahí nomás se estaban engendrando las nuevas formas de conflicto que hoy hacen temblar a los que creían haber logrado el completo control de las demandas sociales.

El tipo de conflicto actual: disperso e intermitente, explosivo e impredecible, refleja la falta de una dirección nacional y de estrategias políticas. En realidad se trata de explosiones de impaciencia que brotan como erupciones volcánicas en diversos puntos del país y que reflejan que la gente llega a un límite y desde ese punto se lanza a una lucha de todo o nada. Lo que puede parecer un escalamiento demasiado rápido de los enfrentamientos y una tendencia a radicalizar cada vez más la pelea, no viene de que haya sido planificado así, sino por el contrario es consecuencia de la necesidad de ser escuchados por un Estado que tiende a ningunearlos y a tratarlos como si no existieran.

¿Por qué se toma una carretera, se ocupa lo cales se cerca los aeropuertos? Para crear una presión suficientemente fuerte que obligue a las autoridades a sentarse a negociar. Quiere decir que no hay una vía de negociación natural y ordenada, ni dirigencias reconocidas, porque esas fueron las reglas con las que el poder ha querido gobernar el país. Y no es cierto que esto sólo sea una manifestación de la acción de las comunidades campesinas que cuestionan a la minería y de las organizaciones indígenas que se enfrentan con las petroleras apoyadas por el Estado. Véase el caso de los sindicatos de Doe Run (La Oroya), Casapalca y otros, para comprender que también en este tipo de conflictos las formas de actuación no se distancian de las de otros sectores.

Así como alguna vez los campesinos y organizaciones populares, aprendieron del sindicalismo el concepto del paro y la huelga, hoy en día los movimientos masivos espontáneos dictan la línea y por eso casi todos los conflictos tienden a bloquear y confrontar para obligar a la intervención gubernamental. Los que creyeron que descabezando y desorganizando a los de abajo, podrían asegurar el reinado de los de arriba, se equivocaron redondamente, porque en el conflicto actual hay siempre que responder ante una masa enardecida y no solamente negociar y pactar con la dirigencia, como era antes.

Todo lo que se ha visto en Arequipa (2002), Moquegua (2008-1009), Bagua (2009), Chala, Madre Dios e Islay (2010), La Convención (2010), es un tipo de conflicto muy difícil de doblegar, ante el cual han fracasado las opciones de dejarlos durar “hasta que se cansen”, de “reprimirlos al toque para asustarlos” y otras variantes que infructuosamente han ensayado los gobiernos de turno. En la experiencia de la población está además la conciencia de que en casi todos estos casos, las salidas que se han impuesto han representado retrocesos del gobierno ante la presión social.

Esto, por cierto, ha reforzado la noción de que no hay manera de conseguir algo sino con una dura pelea. Lo que todo el mundo sabe es que sin luchas no hay victorias. Es decir si se sientan a esperar que el Estado atienda a sus demandas y dialogue con los que no se levantan, sólo conseguirán agotar inútilmente el tiempo.

Lo que hace el gobierno
A cada lucha social el gobierno aprista ha respondido con la misma lógica de dilatar, provocar, condicionar el diálogo, reprimir y retroceder. Es casi una plantilla que se repite desde el primer enfrentamiento con los cocaleros a comienzos del 2007, hasta la actual lucha contra la exportación del gas que compromete las provincias del Cusco:

1) Primero, deja correr el tiempo como si la lucha no existiera, con la colaboración de la prensa adicta que vela la noticia de cada conflicto;
2) Segundo, el presidente, agrava la situación y tensa las fuerzas, con declaraciones sobre los temas en debate que cierran la posibilidad del diálogo, y con puyas ofensivas contra los reclamantes;
3) Tercero, el gobierno y los medios se alarman de pronto de lo que antes no veían, empiezan a exagerar los riesgos, anuncian medidas de militarización y ponen como condición para “dialogar” que se levante la medida de lucha, cuando lo único que quieren “dialogar” es precisamente que se acabe la medida de lucha.
4) Cuarto, se desata la represión, que sólo exacerba los ánimos y se producen heridos (a veces muertos), detenidos y mayor violencia, mientras miembros del gobierno intentan dialogar con la dirigencia y las autoridades locales, aunque oficialmente la posición sea el no diálogo.
5) Quinto, se instala una mesa de negociación, se produce algún retroceso parcial, se ofrece investigar los actos represivos, se liberan los presos, etc. Aunque todas las heridas han quedado abiertas.

agosto 12, 2010

Critican Plan de Rutas - Mototaxistas chiclayanos

No tuvo reparos en criticar a la gestión municipal del alcalde de Chiclayo, Roberto Torres Gonzáles, el dirigente de los mototaxistas, Miguel Guerrero, denunció el abuso de autoridad que viene cometiendo el citado burgomaestre quien pretendería crear un plan regulador de rutas a su antojo.

El dirigente de los mototaxistas refirió que está a punto de vencer la tarjeta de operatividad dada por la municipalidad provincial para tan solo 30 días calendarios. En tal sentido, denunció favoritismo con una sucesión de moto taxistas que llevan la publicidad de reelección del alcalde en la parte trasera de las unidades motorizadas.

Sobre el tema también señaló que la Policía Nacional y los inspectores de tránsito son los que se favorecen con el vencimiento de su tarjeta de circulación.

Servindi

agosto 11, 2010

Plataforma Virtual - Perú Debate

Ya está en línea la Plataforma Virtual PeruDebate, nuevo espacio virtual del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP. La plataforma incluye dos blogs electorales, uno de los cuales referido a las elecciones regionales ya esta operativo.

La presentación oficial de la plataforma fue el MIERCOLES 21 DE JULIO, la cual conto con la participación del profesor Steven Levitsky de la Universidad de Harvard quien estará en la PUCP todo este año, y tendrá como comentaristas a Rolando Ames, Santiago Pedraglio y Patricia del Río. En tanto la plataforma es un instrumento para visibilizar un colectivo académico en el debate público, se espera contar con tu valiosa participación.

Pero, cómo nace Perú Debate. Este proyecto del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, parte de la certeza de que es necesario un acercamiento entre la esfera pública y la comunidad académica. Se decide utilizar el término Perú Debate para hacer referencia al conjunto de actores sociales del ámbito público y privado que se vinculan en un espacio común para abordar las diversas problemáticas que afectan a nuestro país. Bajo estas premisas, Perú Debate será un lugar de encuentro entre políticos, funcionarios públicos, organizaciones sociales, trabajadores, empresarios, periodistas y la comunidad académica. Desde este espacio común se podrá lanzar una mirada compartida sobre los problemas del país y sus posibles soluciones.

Con estos objetivos en mente es que nace la plataforma virtual Perú Debate, la cual reúne a un conjunto de profesores del Departamento de Ciencias Sociales, investigadores invitados y a estudiantes de dicha Facultad.

En un lenguaje sencillo y accesible, Perú Debate pone al alcance de un público amplio las diferentes líneas de investigación que nuestro Departamento y sus investigadores vienen desarrollando. Asimismo, Perú Debate está organizada en grupos temáticos que permiten ofrecer a nuestros visitantes información especialmente producida para esta plataforma. Se trata de investigaciones iniciales, información estadística, entrevistas y materiales multimedia sobre la actualidad del país con la pluralidad de visiones que caracteriza nuestra universidad.

Asimismo, la plataforma cuenta con un Blog de Elecciones Regionales donde se irá colocando y comentando los principales hechos de la coyuntura electoral en 15 regiones del país. De esta manera, Perú Debate entabla un diálogo entre el análisis de los retos que enfrenta el país a largo plazo y la investigación y los comentarios sobre la actualidad nacional.

Como parte de sus tareas Perú Debate se propone propiciar el encuentro entre los diversos actores de la esfera pública a través de reuniones y eventos públicos cuyos resultados podrán ser apreciados a través de este portal.

Perú Debate está pensada, además, como una herramienta interactiva. Por esta razón todas las secciones de la plataforma cuentan con un espacio para recibir sus comentarios y opiniones. Además, se puede contactar directamente a través del formulario de contacto o al correo:
perudebate@pucp.edu.pe

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Finalmente, esperamos que Perú Debate se convierta en una fuente de consulta esencial para todos aquellos que deseen acceder a información relevante y de calidad para entender las diversas problemáticas de nuestro país.

agosto 10, 2010

Los cusqueños tienen razón

Luego de que se suspendiera el paro que acataban gremios y organizaciones sociales del Cusco en defensa del gas de Camisea, el diálogo entre el gobierno y los dirigentes de La Convención le ha dado la razón a dos de las principales demandas de los pobladores de esta zona del país: la construcción de una planta de fraccionamiento de gas en la localidad de Kepashiato, que se construirá con el aporte del gobierno central, regional y de la municipalidad de La Convención, y la protección de la intangibilidad del santuario Megantoni. Para lo último, las autoridades de La Convención deberán nombrar a dos representantes técnicos para que evalúen los respectivos estudios de impacto ambiental.
Recordemos cómo días atrás un sector de la derecha intentaba desvirtuar el fondo de la protesta en La Convención, señalando que el problema era el uso ineficiente de las regalías del canon por parte de las autoridades municipales. Además, se decía que el otro problema era la desinformación, del que se aprovechaban sectores radicales para cosechar réditos electorales. ¿Por qué cada vez que un grupo de peruanos reclama por sus derechos tiene que ser tildado de ignorante o terrorista? ¿Hasta cuándo este discurso tan racista y autoritario?

Hasta ayer, el gobierno concedió dos de los principales puntos del pliego de demandas alcanzados al Ejecutivo por el Comité Central de Lucha de La Convención, mientras que el tema de la no exportación del gas de Camisea seguía siendo debatido. En ese sentido, no debiéramos olvidar que este último aspecto es el tema crucial para el desarrollo energético del país.

El economista Humberto Campodónico, en su reciente artículo “Sí hay salida a la crisis del gas", planteaba que la salida a la crisis en el Cusco debiera significar también que el gobierno decrete que el gas del Lote 88, y del Lote 56 tal como lo planteamos en nuestro encarte Gas de Camisea. Regalo de dios que nos quieren quitar, se destinará única y exclusivamente al mercado interno. Para esto, señala Campodónico, el gobierno deberá declarar en emergencia el abastecimiento energético, explicándole a la empresa exportadora que la renegociación del Lote 88 en el 2006 fue ilegal, motivo por el cual se volverá al contrato del 2000 (que no permite la exportación de gas). Asimismo, se le dirá que utilice para la exportación, a otro precio por supuesto, el gas del Lote 57 de Repsol.

Finalmente, lo que queda demostrado, es que las demandas del pueblo cusqueño tenían asidero y que el gobierno actuó, nuevamente, de forma irresponsable dejando que pase varios días y que se calienten los ánimos de los pobladores. Escuchar y dialogar son siempre los mejores mecanismos para lograr comunicar nuestras ideas y llegar a consensos, ojalá siempre lo tengamos en cuenta.
Otra MIrada

agosto 09, 2010

Fujimori y su Shock (Hurtado Miller)

Ayer Domingo, 8 de agosto, artículos y columnas recuerdan que, hace 20 años, se produjo el célebre mensaje del entonces ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado Miller, en el que anunció el ajuste de la economía peruana, sincerando los precios de la mayor parte de productos, al eliminarse los subsidios a los mismos.

Los peruanos conocimos este fenómeno como el del shock, palabra que generaba pavor entre los peruanos desde que Mario Vargas Llosa anunciara que efectuaría una medida de este tipo al llegar a la Presidencia. Si bien la mayoría de peruanos votó por Alberto Fujimori en 1990, entre otras cosas, en rechazo a una medida de ajuste drástico, esa misma mayoría aceptó la medida, a pesar que en el corto plazo supuso una grave pérdida de la capacidad adquisitiva de la clase media, a diferencia de otras zonas de América Latina, donde los ajustes vinieron de la mano con protestas.

Los motivos para la ausencia de las mismas son varios - entre ellos, la violencia de Sendero Luminoso y la debilidad de los movimientos sociales de los ochentas -, pero quizás el central sea era la conciencia que el modelo impulsado hasta su desgaste por Alan García ya no daba para más y que era necesario un proceso de liberalización de la economía que acabara con la inflación.

A diferencia de los entusiastas y los detractores a ultranza del mercado, el balance es más matizado. Sin duda alguna, el shock sirvió a la larga para detener la inflación - lo que hizo ver su necesidad - y los peruanos terminamos de aprender la necesidad de contar con cifras macroeconómicas balanceadas para sostener cualquier proyecto de desarrollo. Y varias de las reformas de liberalización emprendidas han sido importantes para lo que vino en esta década: un crecimiento importante durante la mayor parte de la misma y en democracia.

Pero creo yo que hay dos hechos que, más allá de los manejos económicos y acentos de cada gobierno, le han generado un importante daño a la economía de mercado.

El primero de ellos es la coincidencia de las reformas de mercado con al autoritarismo fujimorista. El hecho que muchos empresarios aplaudieran el golpe del 5 de abril de 1992, los abusos laborales del régimen y que se asociara a la liberalización con los atropellos de un régimen autocrático - y que hasta ahora no son reconocidos en toda su dimensión por sus simpatizantes o por los principales simpatizantes del modelo actual - le ha generado un importante daño a la credibilidad del mercado en el Perú. Y de ello, no solo es una cuestión de imagen, sino también se debe a serios errores en la aplicación de las reformas por parte del fujimorismo y a que varios de nuestros “liberales” - que en el fondo, muchos de ellos, terminan siendo más conservadores que Cipriani - simplemente se fijan en la libertad económica y no en la política, que implica la democracia y el respeto a los derechos humanos.

El segundo de ellos es la poca inclusión generada en estos 20 años. Si bien es cierto que los índices de pobreza parecen haber disminuído en el país, sobre todo en esta década, también se han ahondado profundos abismos de desigualdad en el Perú. Y allí es significativa la falta de reformas en los servicios básicos del Estado - salud, educación, seguridad, justicia -, así como de una visión que incluya a todos los peruanos en los beneficios del crecimiento, respetando la pluriculturalidad y las distintas concepciones de desarrollo que tenemos. De hecho, esto no solo fue alentado por Fujimori - un sujeto que no creía en la institucionalidad -, sino también durante el gobierno de Alan García, convertido en guachimán de la CONFIEP y en cazador de “perros del hortelano”, en un discurso en el que la tolerancia parece ser el valor más pisoteado.

Del siguiente gobierno dependerá - se espera - que estos dos perniciosos legados puedan comenzar a ser resueltos y que el país en pleno, poco a poco, pueda emprender el camino hacia ser un país desarrollado de verdad, lo que no solo implica crecer 8% cada mes.