noviembre 20, 2012

SEGUNDA ENCUESTA NACIONAL DE VICTIMIZACIÓN


Chiclayo encabeza el ranking de uso de arma de fuego, con el 27,3%, seguido de Trujillo (24,7%) y el Callao (24,0%). Estas ciudades ya encabezaban este ranking el año pasado,
pero experimentaron un incremento importante en su valores. Las ciudades de la sierra e Iquitos tuvieron todas valores por debajo del 3,5%. Son, pues, las ciudades de la costa
donde las armas de fuego son más utilizadas.

La ciudad con mayor temor siguió siendo Piura (81,7%), a pesar de que este se redujo en casi 10 puntos porcentuales, probablemente gracias al impresionante incremento de
la confianza ciudadana en sus serenazgos —que pasó del 14,3% al 32,5%— y, en menor medida, a la ligera mejoría de la confianza en su Policía, que pasó del 28,5% al 30,1%.
La segunda ciudad con más temor fue Chiclayo (76,5%); el temor creció en 6 puntos porcentuales debido a un grave incremento de la victimización y a un deterioro de la
confianza en la Policía, que superó el incremento experimentado en la confianza en el serenazgo. La ciudad en la que hubo menos temor fue Cajamarca; a pesar de que la
victimización se incrementó, la población logró contrarrestarlo con significativos avances en la confianza en sus instituciones de seguridad.
Segunda Encuesta Nacional Urbana de Victimización

noviembre 19, 2012

LA CLASE MEDIA EN LATINOAMÉRICA YA ES CASI TAN GRANDE COMO LA BAJA

Los vulnerables, entre la clase media y los pobres, representan el segmento social más amplio

A principios del milenio, el 44% de los latinoamericanos era pobre. Solo el 20% pertenecía a la clase media. Un tercio de ellos formaba lo que en un estudio difundido este martes por el Banco Mundial se llama clase vulnerable, personas con ingresos mayores a 4 dólares (3,15 euros) diarios y menores a 10 (7,89), por lo que no son pobres pero corren riesgo de serlo. En 2010, después de una década de intenso crecimiento económico y una inédita mejora en la distribución de los ingresos, la proporción de pobres y de miembros de la clase media se ha igualado, pues uno y otros representan alrededor del 30% de la sociedad. Muchos pobres han incrementado sus ingresos y se han sumado a la clase vulnerable, que ahora se ha convertido en la más numerosa, hasta reunir el 37,5% de la población, mientras que muchos vulnerables ya pertenecen a la clase media, según el Banco Mundial. Los ricos, que cuentan con ingresos superiores a 50 dólares (39,43 euros) diarios, suponen apenas el 2% de los latinoamericanos.

Unas 50 millones de personas salieron de la pobreza y otras tantas ingresaron en la clase media, que ahora totaliza unos 152 millones. La gran mayoría de los nuevos integrantes del segmento medio son los 40 millones de brasileños que han dado el salto de ingresos, según destaca el economista jefe del Banco Mundial para América Latina, Augusto de la Torre, en conversación telefónica desde Washington. En relación proporcional a su propia población, los mayores crecimientos de la clase media se registran en Argentina, Colombia, Perú y también Brasil, según De la Torre.

El cambio se percibe en la periferia de Buenos Aires, por ejemplo. Los clubes del trueque, muy extendidos durante la crisis de 2001-2002, ya no existen, mientras que han proliferado las ferias de artículos falsificados. Si bien siguen montándose puestos donde los cartoneros (recolectores informales de residuos) venden ropa o electrodomésticos que hallaron en buen estado dentro de los cubos de basura, también se han construido nuevos centros comerciales con las mejores marcas.

“Somos una región con ingresos medianos, pero no de clase media”, aclara el economista ecuatoriano del organismo multilateral. El aumento de la clase media obedeció en un 74% al crecimiento económico, sobre todo por su impacto en la creación de empleo, y en un 26% por la reducción de la desigualdad. La disminución de la pobreza, y la consiguiente expansión del segmento vulnerable, en cambio, se explica en dos tercios por el incremento del producto interior bruto (PIB) y en un tercio por la mayor equidad.

Los investigadores del Banco Mundial detectaron, para su sorpresa, que en la primera década de los años 2000 se había registrado una muy elevada movilidad social intrageneracional, es decir, personas que han cambiado de clase porque en los últimos años han mejorado sus ingresos. Casi la mitad de los latinoamericanos que eran pobres en 1995 ha pasado a ser clase vulnerable en 2010 (solo el 4,8% ingresó la clase media) y más del 50% de los vulnerables ha progresado en la escala social. Muy pocos ciudadanos han retrocedido.

El origen social de la familia aún condiciona a las personas para el resto de sus vidas, advierte De la Torre. “Si alguien pertenece a un hogar pobre, irá a escuelas peores y los resultados educativos serán pobres. Hay una movilidad social intergeneracional baja. Esto tiene que ver con la igualdad de oportunidades, algo que está cambiando para bien desde la última década”, se ilusiona el economista.

Los expertos del Banco Mundial concluyeron que, a diferencia del resto del mundo, donde la calidad institucional mejora en la medida en que crece la clase media, en Latinoamérica esta relación no es tan fuerte. “Aquí, en lugar de demandar mejores servicios públicos, la nueva clase media contrae servicios privados, como en educación o seguridad. En algunos países se compran generadores eléctricos propios. Esto abre la puerta a un riesgo de servicios públicos malos porque la clase media no los usa y no quiere pagar por su mejoramiento”, lamenta De la Torre. Con la excepción de Argentina y Brasil, la recaudación tributaria de la región sigue siendo baja en relación al PIB. “Una manera de romper con esto es que los países con ingresos más elevados por los altos precios de las materias primas de los últimos años mejoren los servicios públicos básicos, como la educación, y rompan así el circulo vicioso. Entonces habrá más voluntad de pagar impuestos”, propone el funcionario del Banco Mundial.
El País