mayo 03, 2012

EL LADO OSCURO DEL CONSUMISMO

Consumir es una acción necesaria de la existencia, todos somos consumidores porque queremos satisfacer nuestras necesidades humanas. Pero cuando penetramos a la vorágine del consumismo, donde el libre mercado crea nuevas necesidades superfluas e innecesarias, de productos o servicios banales y poco perdurables, con el fin de mantener vigente y creciente esta lógica consumista del modelo neoliberal, pues el consumo se convierte en irracional, compulsivo e insaciable.

El comprar por comprar, lo que en mercadotecnia se llama “merchandising”( captar y dirigir al cliente hacia la acción de compra), no responde a necesidades del posible consumidor, sino a modas, marcas, símbolos, gustos, que lo identifica con un determinado grupo social o a distinguirse de otros, para alcanzar supuestamente bienestar o felicidad, prestigio social y éxito.

Entramos al terreno perverso y voraz del capitalismo, ya que transforma al consumidor en esclavo de sus propios hábitos consumistas y en un títere manipulado por intereses publicitarios y de mercado. Frases como: “consumo luego existo”, “cuanto más consumo, más feliz soy”, “quiero que gastes mucho, para probar que amas a tu familia”, “trabaja, compra, consume, luego muere” entre otros, es el mensaje que envía el sistema, ligando la felicidad personal a la compra y tenencia de bienes materiales que el mercado ofrece en forma desenfrenada y permanente.

Las exigencias del capitalismo salvaje, busca nuevas formas de operar y hacer crecer el mercado abriendo puertas para que diferentes estratos y capas sociales puedan acceder a ese mundo de ilusión, lleno de “shopping centers” (centros comerciales) y gente supuestamente feliz porque puede comprar, gastar, despilfarrar, convirtiendo al consumismo y el éxito material en uno de los objetivos de sus vidas. Es así que la mayoría de los jóvenes son grandes consumistas, con hábitos de consumo fútiles o frívolos buscando alcanzar prestigio o distinción social por encima de la utilidad.

El acto de comprar, usar y desechar se convierte en la necesidad de experimentar, desear y satisfacer nuevas experiencias consumistas: estar a la moda, usar ropa de marca, ir a lugares exclusivos, obtener el último modelo de celular, laptop, mp4, tv, etc., creando consumistas compulsivos que penetran en una espiral donde el esnobismo y lo efímero los robotiza. Se genera cambios en los principios, valores y comportamiento de los jóvenes, afectando su economía, sus gustos, sus afectos, su equilibrio psicológico y sobre todo generando alienados culturales, al mimetizarse o copiar conductas de una cultura que no les pertenece, perdiendo identidad y anulando su personalidad, siendo más valedero parecer que ser.

Cuanto más materialistas, olvidan o desconocen la importancia del consumo intelectual, del placer del conocimiento, de la información, de la lectura, el único consumo que produce ciudadanos libres, con pensamiento crítico y reflexivo, concientes de la visión y misión que cumplen en su sociedad. El consumismo desmedido y despilfarrador crea graves problemas en el medio ambiente, así como la sociedad y los consumidores.

Trae degradación ambiental, agotamiento de recursos naturales, generación permanente de desechos, que ocasionan nuevos problemas como contaminación, efecto invernadero, residuos peligrosos, cambio climático entre otros. Asimismo una sociedad de consumo inestable e individualista, nada solidaria, cuyo mercado considera a objetos y personas como bienes de consumo los cuales pierden su utilidad una vez usados, donde la felicidad es sinónimo de acumulación de riqueza y gasto, y con consumidores consumidos por el sistema dominante.
Por Payo Pauch

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