octubre 07, 2013

QUE SE JUEGA AMÉRICA LATINA EN MATERIA DE EMPLEO JUVENIL?

La calidad educativa es sin duda la mayor prioridad de las personas consultadas en América Latina y el Caribe. En la región, la anterior encabeza la lista de todas las consultas nacionales y de la encuesta global MI Mundo. Lo simplifica adecuadamente un joven afrodescendiente en Ecuador: “la niñez no aprende lo que necesita.” Mientras la cobertura y la paridad de género se han atendido con celeridad, los países latinoamericanos siguen ocupando los últimos lugares del examen PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos). En 2010, detrás de Chile estuvieron clasificados: Uruguay (47º), México (48º), Colombia (52º), Brasil (53º), Argentina (58º) y Perú (63º).
La discusión sobre la calidad educativa tiene diferentes puntos de entrada, desde el tipo de habilidades y conocimientos que se desarrollan a lo largo de la vida escolar hasta su pertinencia para el mundo laboral, pasando por la problemática de la deserción escolar y la desigualdad de acceso a los servicios de mayor calidad. En América Latina y el Caribe estas tres aristas son ampliamente debatidas. Según cifras de la CEPAL, alrededor de un tercio de los adolescentes (entre 15 y 19 años) latinoamericanos abandonan la escuela antes de completar el ciclo escolar medio superior y una de las razones es que los contenidos escolares les parecen alejados de lo que les exige el mundo del trabajo.

Tres de las cuatro metas propuestas por el Panel de Alto Nivel en el ámbito educativo aluden a resultados de aprendizaje. Previsiblemente, la discusión ahora será en torno a lo que se debe entender por conceptos como “estándares mínimos de aprendizaje”, “resultados de aprendizaje medibles” o “las habilidades (…) requeridas para el trabajo”. Con seguridad, uno de los referentes será el examen PISA pero también habrá que darle acogida a otros paradigmas. En las consultas llevadas acabo en Bolivia, por ejemplo, se piden servicios educativos de calidad pero también “con calidez”, en línea con lo que supone hacer realidad el concepto del “Vivir Bien”.

Las maneras en que se podrían implementar las mejoras a la calidad educativa constituyen otra de las preocupaciones abordadas tanto en las consultas nacionales como en el informe del Panel. En este último se presentan los buenos resultados de la Alianza Global por la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), que articula redes de educadores, organizaciones sociales, autoridades, bancos y agencias de desarrollo (UNESCO y UNICEF) en pos de una agenda de calidad. En la consulta llevada acabo en la República Dominicana, uno de los indicadores propuestos es justamente el “número de organizaciones apoyando o participando en la escuela”.

El tema de la implementación es igualmente de interés en cuestiones de acceso y cobertura. Concretamente, la meta propuesta por el Panel sobre educación preescolar coincide con lo que se está viviendo en la región para hacer realidad la obligatoriedad recién estrenada en varios de sus países. ¿Hasta dónde debe involucrarse el sector privado o el mundo de las organizaciones sin fines de lucro que dan servicios de guardería y pre-primaria? Otro tipo de preguntas tiene que ver con atender las profundas desigualdades de la región, mismas que suelen hacerse más visibles cuando se busca que la escuela abarque a más grupos etarios de manera universal.

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