junio 17, 2013

Y LA OTRA MITAD DE LA HUMANIDAD

Actualmente, el Índice de Desigualdad de Género (IDG) de América Latina y el Caribe se encuentra por debajo del promedio mundial (0,419 frente a 0,463 para el 2012). Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en la región. Las consultas nacionales para establecer las prioridades de la agenda post-2015 arrojan que existe un consenso entre los grupos de mujeres participantes sobre la necesidad de poner fin a la violencia de género. El reconocimiento de las labores domésticas y la inclusión a un mercado laboral que no discrimine a las mujeres también se consideraron asuntos prioritarios.
Foto: Crissie Hardy / www.sxc.hu
En Ecuador, por ejemplo, se subrayó la importancia de eliminar la violencia de género en todas sus formas, incluyendo el acoso sexual en el ámbito laboral, y se abogó por el reconocimiento de ésta como un asunto de salud básico. Asimismo, se mencionó la importancia del rol de la mujer en la economía del cuidado y las consideraciones especiales que requieren las mujeres por parte de sus empleadores en materia de horarios laborales. En Costa Rica, señalaron la importancia de reconocer los derechos económicos y la no discriminación para aumentar el acceso al mercado laboral y poner fin a las diferencias de género en términos de salarios y oportunidades laborales. Se enfatizó el tema de la participación política de la mujer y se consideró que la educación es la herramienta principal para la erradicación de patrones patriarcales que se manifiestan en todos los espacios de la sociedad.

A pesar de la agenda que proponen los grupos de mujeres en las consultas, el tema no aparece reflejado como una preocupación central para los ciudadanos de la región –aunque merece mención que en otras regiones del mundo, como África y Asia, también ocupa un lugar decepcionante en la lista de prioridades. Según los resultados de la encuesta global MI Mundo, en América en general –al igual que en Costa Rica, Colombia, Ecuador y Jamaica– lograr igualdad entre hombres y mujeres ocupa el lugar número 10 de las 16 prioridades consideradas. En el caso específico de Brasil, dónde el 60% de los participantes de la encuesta fueron mujeres, el tema de igualdad de género ocupa el lugar número 9. Es sorprendente que en una región con un largo camino por recorrer –sobre todo evidente en el ámbito político y económico– esta temática no tenga mayor peso en la agenda de desarrollo que proponen los ciudadanos.

Cuadro 1. Lugar que ocupa “igualdad entre hombres y mujeres” en la lista de 16 prioridades de la encuesta MI Mundo
Fuente: Elaboración de autor en base a información de la encuesta global MI Mundo
Una de las explicaciones es que las preocupaciones de la región han puesto en primer plano temas como educación, salud y gobiernos más honestos. De hecho, con la excepción de Venezuela y Honduras, los países restantes de América Latina para los que hay datos disponibles han señalado “una buena educación” como primera prioridad en la encuesta mencionada. Otra es que los avances logrados en materia de educación e incursión en el mercado laboral han opacado los obstáculos que aún permanecen en la región. Aunque se ha presentado un aumento en esta última, la diferencia en la tasa de participación en la fuerza de trabajo de la región sigue siendo significativa. En el año 2011, la tasa para América Latina y el Caribe se ubicó en 53.7% para mujeres y 79.9% para los hombres. Parte de la explicación reside en que la economía del cuidado -hacerse cargo de hijos, hermanos y o adultos mayores- recae predominantemente en la mujer.

Además de la brecha en el ámbito económico, otro asunto a considerar es la decepcionante cifra de mujeres en posiciones de toma de decisión en la esfera política. Por ejemplo, en el Caribe, el porcentaje de ministros de género femenino es en promedio sólo 15 por ciento. En América Latina, el porcentaje de mujeres que ocupan asientos en el cuerpo legislativo es, en promedio, 24.4%.

Más allá de las cifras, la principal preocupación es que el tema no sea prioritario entre los ciudadanos. El camino por recorrer es aún largo, pero primero debe pasar a ser una consideración primaria en la conciencia colectiva regional.
Revista Humanum

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