octubre 18, 2010

Nuevas Autoridades Regionales

Pasados algunos días de las elecciones regionales las evaluaciones que pueden hacerse de los resultados son provisionales, por lo menos hasta luego de realizada la segunda vuelta en el mes de noviembre. Sin embargo, se pueden adelantar algunas ideas con cargo a ser discutidas en los próximos meses.

Los movimientos regionales se reafirman como los actores de las elecciones subnacionales La mayoría de las listas ganadoras, o las que competirán en la segunda vuelta, representan a movimientos regionales. Los partidos políticos decidieron no participar y aquellos que lo hicieron no han contado con el respaldo del electorado. Las excepciones son la lista del APRA, encabezada por Murgia, en La Libertad (1); Somos Perú en Huánuco y Pasco pasa a la segunda vuelta, al igual que el APRA y Fuerza 2011 que quedaron segundos en Lambayeque (2) e Ica respectivamente.

Ubicamos en una situación diferente a Tito Chocano en Tacna, quién ganó en primera vuelta en la lista de AP, en la medida que la trayectoria política del candidato está caracterizada por postular cada vez por una agrupación diferente.

Casos particulares son los de Acurio (Cusco), Santos (Cajamarca), que si bien tienen vínculos con partidos políticos, lideran listas de alianzas que cobijan a candidatos de diversas procedencias o Villanueva (San Martín) de Nueva Amazonía, movimiento regional con varios años de existencia, articulado a Fuerza Social.

La derrota de los partidos políticos tendría como principal explicación su poco compromiso con el proceso de descentralización y el desinterés por realizar propuestas dirigidas a desbloquear y profundizar el proceso. La persistencia de privilegiar la acción política desde Lima profundiza la distancia del electorado en las regiones y deja el espacio libre para el surgimiento y fortalecimiento de los movimientos regionales.

Desde esta perspectiva es un error atribuir a los movimientos regionales la responsabilidad del debilitamiento de los partidos. Por el contrario, su surgimiento sería más bien una respuesta a la incapacidad o desinterés de los partidos para adecuar su organización y su sistema de toma de decisiones a la realidad que surge de la descentralización, de la presencia de movimientos sociales vinculados a comunidades y pueblos indígenas, de la creciente presencia de grandes inversiones en el interior y del crecimiento económico que vienen experimentando varios departamentos del país.

¿Está significando algo distinto el hecho que varios de los llamados movimientos regionales perduren en el tiempo, obtengan importantes votaciones y asuman la responsabilidad de la gestión de gobiernos regionales y de gobiernos locales por más de un período?

Nos aventuramos a decir que en el contexto de la crisis de los partidos podrían estar conformándose "clases políticas" a nivel subnacional que responderían la existencia de espacios de gestión pública "regional" y local que van asumiendo competencias y recursos, en el contexto de un crecimiento económico y un cada vez más generalizado debate sobre el tipo de desarrollo que deseamos, que tienen como causa principal los recursos naturales existentes en el interior del país y el destino de los mismos.

Sin duda, en el momento actual predominan en esos movimientos miradas e intereses "departamentales" más que regionales o nacionales. Sin embargo, pensamos que el impacto que tienen las grandes inversiones y los megaproyectos de infraestructura en más de un departamento pueden ser motivo, no sólo de conflicto, sino también de posibles articulaciones y de propuestas que vayan más allá de la demarcación existente. Experiencias como las de las Juntas de coordinación que reúnen a Amazonas y San Martín pueden ser el anuncio de procesos de regionalización que tienen un punto de partida distinto al de la integración administrativa, y que crearán condiciones más sólidas para producir reformas en la legislación actual que dificulta avanzar hacia una real regionalización.

Es probable también que el caudillismo sea lo que caracterice actualmente el desempeño de la mayoría de los líderes de estos movimientos "regionales". No tendría por qué sorprendernos en la medida que la política peruana se ha caracterizado por esto desde hace mucho. El abandono del caudillismo es una demanda a los partidos nacionales como también lo debe ser a los movimientos subnacionales.

Es una demanda que debería llevar a la modificación de la ley de partidos en el sentido de darle prioridad, como requisitos de legalidad, a la existencia de una organización presente de manera activa en el territorio, que practica la democracia interna.
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No sé por qué, pero tengo la impresión que los movimientos subnacionales se hallan en mejores condiciones de avanzar en esa dirección.
Notas:
(1) Al momento el APRA ganó en primera vuelta a APP por 12 mil votos (2% de diferencia).
(2) El primer lugar lo ocupa APP con más de 9% de diferencia.
Otra Mirada

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