octubre 21, 2010

A desbloquear la Descentralización

Los resultados de las elecciones regionales, si bien todavía faltan definirse, a través de una nueva elección aún sin fecha, quiénes son todos los presidentes electos, ya han generado una serie de reacciones, algunas de ellas proponiendo dar marcha atrás con el proceso de descentralización.

No es nueva esta posición. En años anteriores ha sido notoria la distancia ante el proceso de un importante sector del empresariado y de la mayoría de los partidos políticos “nacionales”. La descentralización va generando una serie de cambios que tienen impacto en las rutinas a las que se hallaban acostumbrados. No tenerlos en cuenta ha causado, por ejemplo, que los partidos políticos hayan perdido estrepitosamente en los recientes comicios ante movimientos regionales más cercanos al electorado de los departamentos.

Algo similar ocurre con un sector del empresariado que prefiere que perdure la costumbre de gestionar su agenda con el gobierno nacional o, mejor aún, directamente con el Presidente de la República. La elección de presidentes denominados “radicales” en regiones con importante inversión minera es un dato que refuerza la resistencia de estos sectores a desbloquear el proceso de descentralización y a propugnar la regresión del mismo, bajo el argumento de la ineficiencia en el gasto de los gobiernos subnacionales o la necesidad de preservar la unidad de la República.

No nos vamos a detener aquí a argumentar acerca de que el problema de ineficiencia no es exclusivo del nivel subnacional y que es un mal que atraviesa el conjunto del Estado; tampoco a demostrar que existen gestiones regionales que han demostrado eficiencia y una mejora progresiva en su gestión, motivo por el cual han conseguido la reelección quienes los lideran.

Nos importa más bien insistir en el progresivo involucramiento en el proceso de las Cámaras de Comercio, también en el triunfo en las elecciones de coaliciones políticas, que reúnen a representantes provenientes del sector privado, de la pequeña agricultura y de la política regional con propuestas de impulso a un desarrollo de sus regiones, social y ambientalmente sostenible, sobre la base de una alianza entre el sector privado, principalmente la mediana y pequeña empresa, el Estado y la sociedad civil.

No es el momento de detener el proceso de descentralización. Por el contrario, se requiere desbloquearla de modo tal que pueda liberarse del “corset” departamental y pueda fortalecer los procesos de articulación regional que desde la economía y la sociedad se vienen promoviendo.

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