octubre 22, 2014

LA DEBACLE DE LOS PARTIDOS POLITICOS

En las últimas elecciones regionales y municipales nuevamente (de manera similar a los procesos de 2006 y 2010) se mostró la debacle de los partidos políticos nacionales, que con grave crisis de representatividad y falta de liderazgo, prácticamente desaparecieron frente a movimientos “independientes” regionales que arrasaron en 20 de las 25 regiones y en el mayor porcentaje de las alcaldías provinciales y distritales del país, igualmente en Lima, decepcionaron los partidos de trayectoria municipal, peor aún, la actual alcaldesa al asociarse con Toledo y presentarse con partido “prestado”, y el partido de gobierno, que ni siquiera presentó candidatos.
Como base social de nuestra sociedad, a los partidos les compete, como principal función conferida en nuestra Constitución, promover la participación ciudadana en la política, además, representarla e intermediar como interlocutores de sus demandas y necesidades hacia el Estado, sin embargo, a pesar que se trata de un proceso fundamental para el ordenamiento democrático, no se están desempeñando dentro de los esquemas de una democracia representativa, por lo que hace muchas décadas no representan a nuestra sociedad.

Los partidos políticos presentan serias deficiencias de institucionalidad, transparencia y orden; bajos niveles organizativos y falta de vida orgánica seria y persistente; alejamiento del interés mayoritario y débil identificación con la ciudadanía; ausencia de mecanismos, cuadros y propuestas; mal manejo de democracia interna e insuficiente competencia para elegir liderazgos; predominio del caudillismo, carente formación y renovación de cuadros, falta de representantes legítimos y dirigentes capacitados; debilidad en proyectarse al mediano y largo plazo; e inexistente política activa y lazos sólidos con sus bases partidarias, cuadros y operadores, los cuales solo tienen vida regular en época electoral, y fuera de ésta no existen o invernan.

Bajo este panorama, lamentablemente los partidos políticos se han convertido exclusivamente en un juego de intereses y de reparto de cargos que los han alejado de la adhesión ciudadana (solo un 10% de electores está inscrito en algún partido político).

Si no se realiza una profunda reforma política (rechazada en el Congreso desde 2007) y si además éstos no presentan una verdadera vocación de cambio, ese creciente distanciamiento ciudadano seguirá incrementando el verdadero desinterés y desmotivación para la participación en los partidos de personas integras con verdadera vocación de servicio, y más grave aún, puede llegar a transformarse en un cuestionamiento tan profundo, que a ojos de la ciudadanía, haga de los partidos políticos instituciones irrelevantes y prescindibles.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de octubre de 2014

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