mayo 29, 2012

EMPLEO: UNA PROPUESTA DE INDICADORES COMPARABLES INTERNACIONALMENTE

Empleo: ¿una dimensión faltante?
El empleo es la principal fuente de ingresos para la mayoría de las familias en el mundo. Si bien es cierto que no se trata de una nueva dimensión en la medición del bienestar, algunas veces es olvidada en los estudios sobre desarrollo humano y en las políticas de reducción de la pobreza, o, al menos, no es considerada con la profundidad que se merece. Tener un trabajo bueno y decente está generalmente asociado con estar fuera de la pobreza, cualquiera sea la forma en que la ésta sea definida. Además, el empleo tiene otros alcances, como lo es el entregar un sentido de respeto a sí mismo y de realización personal . No hay dudas de la importancia del empleo como una parte constitutiva del bienestar de las personas.

Cualquier programa de desarrollo económico y de reducción de la pobreza necesariamente incluye un análisis de la situación del mercado laboral y como éste puede ser mejorado. Sin embargo, hay menos acuerdo sobre cuánto y qué tipo de empleo se necesita. Este artículo propone indicadores de empleo para ayudar a los especialistas y a los encargados de formular políticas públicas a responder estas preguntas, a nivel global. El objetivo es complementar los indicadores “tradicionales” para ayudar a una mejor comprensión acerca de la calidad y la cantidad de empleo que es necesario. El punto de partida es una lista de indicadores básicos propuestos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incluidos en la base de datos sobre estadísticas laborales llamada LABORSTA .

Para los propósitos del análisis sobre pobreza, el enfoque tradicional de indicadores sobre el mercado laboral presenta dos principales debilidades.

Primero, la mayoría de estos indicadores no son igual de relevantes en el mundo en desarrollo como lo son en las economías desarrolladas, y por lo tanto, no entregan una imagen precisa del mercado laboral de esos países. La mayoría de los pobres trabajan, y básicamente lo hacen en actividades informales. A nivel mundial, más de 500 millones de personas trabajan pero aún viven con menos de 1 dólar al día . En promedio, en las regiones más pobres –África, el sur de Asia y América Latina- solo del 5 al 10 por ciento de la población activa está desempleada, mientras que entre el 50 y el 80 por ciento del empleo en actividades no agrícolas es informal . Además, como máximo 2 de cada 5 trabajadores de bajos ingresos en el África Sub-Sahariana tienen empleo asalariado, sea formal o informal.

Por lo tanto, es imprescindible contar con mejor información para describir las características de la fuerza de trabajo que queda fuera de la idea tradicional de empleo, y que puede ser usada para comparar los mercados laborales entre países. Los indicadores propuestos por OPHI incluyen cuatro ámbitos: protección, ingreso, tiempo y seguridad. Una vez que la información es recolectada para todas las personas, ésta puede ser combinada y agregada para describir de mejor manera las condiciones del mercado laboral en una región, país u otra unidad agregada. Por ejemplo, al examinar la estructura de empleo en un país (como porcentaje del total del empleo) en términos de los distintos ámbitos del empleo –formal versus informal, ingresos bajos versus altos, seguridad versus inseguridad – se estaría entregando una visión global de toda la fuerza de trabajo de un país.

La segunda debilidad de los datos “tradicionales” sobre la fuerza de trabajo es que las encuestas que recogen un conjunto amplio de datos sobre empleo no siempre incluyen preguntas acerca del hogar y sus miembros. Las Encuestas de Fuerza Laboral (LFS, por su sigla en inglés), por ejemplo, se realizan periódicamente sobre una muestra relativamente amplia y proveen información detallada sobre el empleo de las personas, permitiendo una comprensión más profunda de las condiciones laborales. Sin embargo, debido a la naturaleza de estos ejercicios, estos cuestionarios incluyen pocas preguntas relativas al hogar y a los miembros que están fuera de la fuerza de trabajo. Encuestas de usos múltiples –como las Encuestas de Medición del Nivel de Vida realizadas por el Banco Mundial (LSMS, por su sigla en inglés)- por otra parte, usan un cuestionario relativamente más complejo y largo, pero se llevan a cabo con menor frecuencia. Debido a que usualmente estos dos tipos de encuestas no están formalmente vinculadas, no es posible relacionar las condiciones del mercado de trabajo a los resultados de los hogares, es decir, a los niveles de consumo, salud, educación, vivienda y otras características que hacen el bienestar de una persona.

Esto también implica que la información acerca de los ámbitos de trabajo y familia es obtenida de manera separada, contrariamente a la situación que prevalece en la realidad. OPHI remarca la necesidad de incluir preguntas detalladas sobre el mercado de trabajo en las encuestas de hogares y/o permitir vínculos formales entre encuestas de fuerza de trabajo y encuestas de hogares como una clave para aumentar la comprensión de los determinantes y los efectos de la pobreza.
Revista Humanum

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