febrero 14, 2011

AL RESCATE DE LA JOYERÍA LAMBAYECANA

Históricamente el hombre lambayecano fue considerado uno de los más diestros artesanos metalúrgicos que llevó a los Mochicas a ensalzarse como los más importantes orfebres del antiguo Perú. Muchos siglos después, la realidad nos presenta otro rostro en donde la artesanía joyera lambayecana ha dejado de ser una actividad seguida y practicada en muchos confines, tanto por falta de apoyo de las autoridades encargadas de la conservación de nuestro patrimonio histórico y de los mismos hombres que han permitido que se olvide el legado de sus antepasados. Sin embargo, no todo está perdido en la lucha por la conservación de esta práctica artesanal que tiene como ejemplo de inspiración al Señor de Sipán como uno de sus más altos emblemas en la confección de los ornamentos a base de metales preciosos.

En la actualidad, diferentes organizaciones suman esfuerzos para rescatar precisamente la práctica de esta actividad ancestral como lo es la Asociación de Artesanos Orfebres y afines de Lambayeque - ARTEORFELAM que está compuesto aproximadamente de 70 artesanos joyeros, básicamente de Chiclayo y Monsefú.

Capacitación importante
Adomaro Malca Hernández, presidente de la referida asociación, reconoce que la joyería ya no es una actividad muy difundida o practicada entre los lambayecanos y sólo la conservan quienes a través de herencia familiar han aprendido el arte de fundir metales y convertirlos en maravillas.
Actualmente los integrantes de esta asociación reciben el apoyo de diferentes instituciones a través de capacitaciones, logrando que sus habilidades sean reforzadas con conocimiento teórico en beneficio de su trabajo. “PROMPERU es una de las organizaciones que nos apoya con motivo de presentarnos a ferias donde se reúnen artesanos de todo el país”, indica Malca Hernández.
Además reciben capacitaciones por parte del Centro de Innovación Tecnológica - CITE Sipán a través de quienes han logrado participar en la Feria Internacional Perú Moda.
Igualmente, refiere Malca Hernández, han formado núcleos empresariales en donde identifican sus debilidades para que, a través del apoyo del Programa de Cooperación Regional Al – Invest, mejoren las diferentes falencias que presenta el colectivo artesano. “Hemos recibido capacitaciones en acabado de joyas, computación, diseño, técnicas en ventas y demás temas que nos ha permitido pulir nuestro trabajo para lograr el objetivo final que es exportar nuestros productos”, señala.

Ya aparecemos
A causa de haber perdido la práctica orfebre, Lambayeque había desaparecido en el ranking de joyería nacional; no obstante, ante los esfuerzos sumados de los artesanos organizados han permitido sumarse a ciudades bien posicionadas en el rubro artesanal como Catacaos, Cuzco, Arequipa, Ayacucho, Lima, Huancayo, etc.
En tal sentido, Malca Hernández hace un llamado de atención a las entidades afines para trabajar agrupados y sumar fuerzas. Además, refiere que es necesario dejar las mezquindades aparte y reconocer que aún el más avisado artesano necesita capacitarse para mejorar su trabajo. “Puedo dar fe que en los acabados y diseños de mi trabajo he afinado muchos aspectos producto de las capacitaciones recibidas. A pesar de tener más de 20 años dedicándome a esta actividad, uno nunca termina de aprender, tanto en aspectos prácticos como teórico”, apunta.

Espacios para mostrarse
Si antes Lambayeque era una fortaleza importante en la práctica orfebre, esta se ha perdido un poco por falta de espacios donde mostrar las fortalezas de los artesanos lambayecanos, así lo considera José Torre Della Pina, director de Patronato Plata del Perú, quien toma este argumento para justificar que ahora la región no sea la importante zona orfebre que antes lo fue.
Y si se quiere refutar lo antes expuesto bajo la excusa que la artesanía orfebre no deja los suficientes réditos para atender las necesidades del artesano y su familia, Torres Della Pina pone como ejemplo que en el Cuzco hay más de 800 talleres de artesanía, además de los de cerámica. “Lo que hace falta para ser una potencia en orfebrería es organización, capacitación y ganas de hacer mejor las cosas”, detalla.
También expone el hecho que en el norte peruano no hay escuelas orfebres donde se enseñe este arte, como sí los hay en distintas ciudades del sur y centro del país. “En Lima hay cerca de 24 escuelas de platería, en el Cuzco otras 6, y otras tantas en Huancayo. Es más, en Arequipa se dicta platería en la Universidad, ¿y acá? ”, se pregunta Torres Della Pina.
Recalca el director de Patronato de Plata del Perú que hay campo para hacer de la platería una actividad productiva siempre y cuando haya artesanos con habilidades suficientes para encaminar sus proyectos artesanos y esto no le hace falta al orfebre lambayecano. “Si la zona en donde se establecen los artesanos orfebres empieza a ser reconocida y la gente los identifica como la mejor opción para adquirir lo que están buscando, entonces no hay impedimento para que esa zona artesanal sea un éxito”, aclara Torres Della Pina, poniendo como ejemplo Taxco – México, un pequeño pueblo que vive básicamente de la platería.
Similar ejemplo señala al mencionar a Catacaos y San Jerónimo de Tunán, pequeñas ciudades en donde la orfebrería es uno de los baluartes más importantes de sus ciudades. “Lo que falta es crear conciencia para despertar una zona productiva. Porque lo que los compradores buscan permanente a quién y dónde comprar; pero no si hay difusión, cómo lograr que la oferta vaya hacia la demanda”, remarca, Torres Della Pina.

Exposición Itinerante
Una manera de rescatar y dar a conocer el trabajo de los artesanos joyeros de la zona norte del país es a través de exposiciones y ferias que pongan a la luz las piezas que forjan sus manos. Precisamente, Patronato de Plata del Perú en esfuerzo conjunto con Aeropuertos del Perú vienen ofreciendo -tanto en el aeropuerto chiclayano José Quiñones Gonzales como en las instalaciones aéreas de Cajamarca, Piura y Trujillo- una exposición itinerante de platería peruana en donde se muestran 8 obras, en cada aeropuerto, de los más reconocidos artesanos plateros del país. Inaugurada a finales de enero, cada muestra que se exhibe en los cuatro aeropuertos irá rotando cada tres meses hasta que en todas las ciudades se hayan mostrado las 32 obras de las que está compuesta esta exposición itinerante.

Dignos representantes
En Monsefú, los integrantes de la familia Garay Farro son dignos representantes de la artesanía, orfebrería y joyería lambayecana. En 23 años abocados a la técnica del labrado de metales preciosos, esta familia ha logrado ser reconocida en mérito a la calidad de su fino trabajo. “Llevamos en la sangre la habilidad de los grandes orfebres lambayecanos, donde las manos y el ingenio son la principal herramienta para elaborar obras preciosas”, afirma Orlando Garay. Con más de mil piezas elaboradas, los seis hermanos Garay dedicados a este arte, tienen entre sus más preciadas joyas 25 piezas que han ganado importantes concursos nacionales e internacionales. Algunos de los cuales han sido exhibidos en países tan lejanos como China y Japón. La unión familiar ha hecho que cada hermano se especialice en determinada área como diseño, repujado, fundido, acabado. Al final, todos terminan participando en la confección de obras tan valoradas como el Pregonero de Pan, cuya obra hecha a requerido 1 ½ Kg. de plata, alcanzando un costo de 6 mil soles, pero que puesto a la venta al público su precio alcanza los 20 mil nuevos soles.
Semanario Expresión

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