Ni las cotizadas propagandas estatales en los medios de comunicación dando cuenta que el Perú es libre de analfabetismo han podido ocultar una desalentadora realidad en la región Lambayeque, debido a que el 90% de mujeres en el distrito de Incahuasi son iletradas, sucumbiéndolas en el retraso social y económico, sin igualdad de oportunidades.
Gloria Vilma Manayay Manayay, presidenta de la Asociación de Mujeres Incahuasinas, manifiesta que el Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización - PRONAMA, implantado en la administración gubernamental del ex presidente Alan García Pérez, a fin de tener una tasa del 4% de analfabetismo en el país, no dio los frutos esperados. “Es un problema que no puede ocultarse y que lamentablemente, el ex mandatario trató de pintar una panorama falso para que los peruanos creyéramos que habíamos dado un paso importante en la historia”, dice Lidia Sánchez Céspedes, presidenta de la Asociación de Mujeres Incahuasinas en Acción, aunándose al planteamiento de Manayay, quien exhorta a las autoridades de turno a realizar un trabajo minucioso, sin matices políticos.
Al enfocarse al tema del crecimiento de la mujer rural, Manayay Manayay, sostiene que la problemática de género es grave, debido que no cuentan con el apoyo en educación, salud y en la elaboración de proyectos productivos por parte del Gobierno Regional de Lambayeque y las municipalidades.
“Los responsables del PRONAMA se dedican esporádicamente a enseñar y a leer a hombres y mujeres, siendo estas las más perjudicadas porque son dejadas en último plano, y si las enseñanzas no son continuas, entonces se olvidan de los aprendizajes”, manifiesta, agregando que por eso las pobladoras viven sumidas en el atraso y no tienen empoderamiento.
Enfatiza que urge que los facilitadores desarrollen un esquema de trabajo acorde a las necesidades del pueblo y agrega que no cuentan con los materiales didácticos para la enseñanza. “Cómo vamos a aprender si los facilitadores no cumplen a cabalidad con su trabajo y lo peor, no hay los libros necesarios”, señala, agregando que la falta de talleres, también influye para que las mujeres sigan dedicándose a las labores en el hogar y el campo, porque creen que es una tarea que deben cumplir sin reclamar. Por su parte, Sánchez Céspedes indica que las mujeres al no tener acceso a la educación ofrecen sus tejidos en la comunidad altoandina o a los visitantes, a los que además muestran los productos que cosechan. “No hay otra forma de promocionar nuestra riqueza, porque no hay cadenas de producción”, recalca.
EDUCACIÓN RURAL
En el tema de la educación rural, Rosa Rivero Vallejos, coordinadora de la Marcha Mundial de la Macroregión Norte, indica que es aquella que se da en un ámbito territorial caracterizado por estar alejado de la ciudad o ser de difícil acceso. “Está conformada por una población minoritaria y dispersa, con una economía basada en la agricultura y el trabajo temporal, donde las familias establecen entre sí fuertes lazos debido a las relaciones de parentesco y de la vida en comunidad; donde los niños y las niñas cumplen roles distintos al asumir un conjunto de responsabilidades dentro de la familia (de tipo doméstico) y en la comunidad (de tipo productivo)”, explica.
Sostiene que en este contexto hay conclusiones como es el resultado del diagnóstico efectuado en las escuelas rurales, las que concentran los mayores indicadores de ineficiencia escolar y los niveles más bajos de aprendizaje como producto de la discriminación y la exclusión, así como de las condiciones de pobreza del país. “La desatención de la calidad de los aprendizajes de los niños y jóvenes del campo debilita el ejercicio de la ciudadanía y la democracia como forma de convivencia social”, afirma.
Rivero indica que la ruralidad trae como consecuencias la baja calidad del servicio educativo por la falta de pertinencia de la propuesta educativa, limitado tiempo de trabajo en las aulas a efecto de las distancias existentes entre la escuela y las comunidades de donde provienen los alumnos, y los altos niveles de extra edad (cuando la edad del estudiante no corresponde al año que cursa), ausentismo y deserción (no culminan el sexto grado de primaria), repetición y la poca cobertura de los niveles de inicial y secundaria.
Del mismo modo, dice que otros aspectos que influyen en la problemática existente en el mundo educativo rural, son las dificultades que se hacen evidentes en la ejecución de un trabajo óptimo, factores referidos a la nutrición, salud, infraestructura, materiales, equipamiento, mobiliario, los que están limitados y tienen repercusión en la aplicación de estrategias diversas que favorezcan el desarrollo de los aprendizajes, manteniendo una perspectiva pedagógica que no responde a las necesidades específicas del trabajo en dichas zonas.
A ello se agrega la gestión centralizada y con escasos recursos que no pueden superar las dificultades de dispersión y aislamiento propios del mundo rural, de allí que los centros educativos rurales son unidocentes o multigrado, debido precisamente a que se encuentran bastante apartadas y dispersas. “La ausencia de información y conexión con el resto del mundo, acceso que es inequitativo, el desconocimiento de lo urbano hacia lo rural y viceversa, y el diálogo intercultural sesgado por la falta de una información adecuada, crea una brecha entre habitantes urbanos y rurales. El tema de la educación rural y los temas que se deben afrontar tienen que ver además con la castellanización abrupta en las zonas vernáculas hablantes lo que favorece las tasas de deserción, de analfabetismo y la baja autoestima. Siendo conscientes que la educación es un factor determinante para el desarrollo de los pueblos, es necesario garantizar estrategias educativas pertinentes a las sociedades multiculturales en el marco de un proceso de descentralización que fortalezca la educación especialmente en los espacios rurales”, recalca.
SIN IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
Rivero Reyes expresa que es importante construir propuestas con las mujeres de las zonas rurales a fin de incorporarlas en el Plan de Igualdad de Oportunidades y puedan tener acceso al presupuesto público y desarrollar gestiones en sus comunidades. En la región Lambayeque sólo la municipalidad de Pacora a través del Presupuesto Participativo destina 10 mil soles a una organización conformada por mujeres, la que está orientada al desarrollo de las capacidades. Esto significa que el aporte de las entidades estatales es casi nulo.
Es lamentable, dice la especialista, quien también lidera la ONG Ceproda Minga, que los gobiernos locales no destinen recursos en el marco de la igualdad de oportunidades, siendo un punto débil “Para beneficiarse del presupuesto participativo, las mujeres tienen que estar organizadas autónomamente y no tener vínculo alguno con el programa de Vaso de Leche o comedores populares”, recomienda.
Critica a quienes creen que al tener un programa de Vaso de Leche y comedores es trabajar con mujeres. Para la especialista estos planes sociales tienen una ley. “El presidente regional Humberto Acuña Peralta y los alcaldes no cumplen con la ley de Igualdad de Oportunidades y el Plan Regional de Igualdad de Oportunidades de tal manera que los recursos públicos no llegan a las mujeres de las zonas altoandinas”, arguye.
VIOLENCIA
Asimismo, la lideresa expresa que la violencia es un mal que daña a las mujeres, implicando el escaso ejercicio de sus derechos. “No debemos dedicarnos en atender a las víctimas, sino a realizar campañas de empoderamiento y fortalecimiento para ejercer estrategias de defensa y coordinación”, enfatiza. “La violencia no significa sólo golpes, sino falta del ejercicio de derecho. La sociedad está muy comprometida y existe una situación generalizada de pobreza y no se convoca a grandes inversiones, sino al trabajo precario y micro empresas de poca rentabilidad”, recalca.
Del mismo modo, indica que si se quiere desterrar la violencia y la pobreza se deben realizar proyectos de envergadura para que las condiciones en Cañaris Incahuasi, Mórrope y Salas mejoren. Recalca que el desarrollo económico debe estar a la par de las cadenas productivas, mientras asegura que la participación política es figurativa. “Si contamos cuantas alcaldesas y regidoras hay, diremos que son muy pocas. Tenemos la ley, pero también un conjunto de estrategias que se implementan a nivel de los partidos políticos para reducir y minimizar la participación de la mujer”, añade.
Semanario Expresión
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