junio 13, 2013

EL IMPARABLE TRÁFICO DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL

El pasado día 1 nos enteramos indignados que la casa de subastas Thomaston Place Auction vendió en EE.UU. 3 ceramios de la cultura Nasca y Chancay, a pesar que desde 1997 suscribimos con este país un Memorándum de Entendimiento para restringir la importación de bienes arqueológicos precolombinos y etnológicos culturales. Solo meses antes (23 de marzo) fue aún peor, porque la casa de subastas Sotheby’s de París vendió –por US$ 2 millones– 46 piezas de nuestras culturas Mochica, Chavín, Inca, Chimú, Huari, Chancay, Ica-Chincha, Nazca, Paracas, Cupisnique y Horizonte Tardío.

Como una rutina, cada cierto tiempo son subastadas en el extranjero piezas arqueológicas de nuestro patrimonio cultural –robadas, saqueadas o adquiridas ilegalmente– sin que los Ministerios de Relaciones Exteriores y Cultura puedan evitarlo, limitándose a alertar a la Interpol Perú y a nuestras embajadas para que impidan su venta argumentando que nuestra Ley general del Patrimonio Cultural (28296) prohíbe su importación y que éstas salieron de manera irregular y sin autorización, lo cual, en el aspecto legal, no les interesa a las empresas subastadoras debido a que el Perú no cuenta con la inscripción ni el registro de las piezas.

Según la Dirección de Fiscalización y Control del Ministerio de Cultura son identificados en el exterior 50 casos anuales de tráfico de bienes culturales, entre ceramios, textiles prehispánicos, y objetos robados de iglesias, siendo detectados por internet el 30%. Además unas 35 galerías y casas de subasta extranjeras han sido denunciadas ante el Ministerio Público sin ningún resultado.

Pero no solo se trata de subastas, de las 46,322 piezas de Machu Picchu que la Universidad de Yale tuvo retenidas más de 100 años, nos ha devuelto 35,533 (se exhibieron solo 360), faltando la repatriación de 10,789 piezas. Otro caso es el de Suecia, desde hace 83 años retiene ilícitamente 89 textiles de Paracas –de 2,000 años de antigüedad– en el Museo de Culturas del Mundo en Gotemburgo. También en la Biblioteca Nacional, en setiembre de 2011 se perdieron más de mil libros y documentos históricos de los cuales solo han sido recuperados 23, y aún no se concluye el inventario.

En suma, no existe en nuestro país una adecuada protección de nuestra herencia cultural y su tráfico se ha convertido en el segundo comercio ilegal después del de cocaína. El Dr. Walter Alva –descubridor de las tumbas reales de Sipan– corrobora esta increíble e indignante desidia e inacción: “lo perdido alcanza hasta un 60% de toda nuestra riqueza arqueológica”.
Diaro Expreso